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MJG. La piel de la cultura de consumo

MJG. La piel de la cultura de consumo. Luis Mayo

La página web de la artista es un prodigio de flashes y ventanas que se abren, como uno de aquellos libros infantiles con papeles troquelados que se desplegaban al pasar página. En apariencia Gallardo es una artista postpop, que juega irónicamente con los hallazgos de artistas anteriores ya asumidos. Aparentemente se trata de una artista que reivindica el arte hecho por las mujeres como un arte diferenciado. Pero en su sitio electrónico hay un texto sin autor que supongo es de la propia pintora que ilumina el juego de sentido que ella propone:

VIVIENDO ENTRE DOS MUNDOS. DE LA TONTERÍA QUE TIENEN LOS ARTISTAS Y PORQUÉ SE RÍEN TANTO. *Extraído de una conversación ficticia durante una exposición potente de una artista emergente.

Valoramos: -riqueza y pluralidad de contenido -características espaciales del continente -lugar de citación previa -lo espléndido o no del catering -atuendos casuales varios -estupideces triviales, malentendidos dialécticos… a tener en cuenta las palabras más usadas: fetichización, PVC, nuevo colectivo, contemporaneidad, redes de comunicación, no-artista, cooperación, apropiación, new media, identidad…(para más información consultar manual específico”como dejé de pasar desapercibido en la vanguardia más dinámica”).

Como en su pintura MJG emplea un modo aparentemente trivial y desenfadado para tocar el fondo de la cuestión: los circuitos del arte en la sociedad de consumo. El lingüista Bernstein diferencia dos modos de hablar: el de los pobres incultos es es el código restringido (escaso vocabulario, poca capacidad para referirse al mundo y traducir a palabras los acondecimientos, lenguaje afectivo dependiente del entorno, nivel de abstracción bajo). El otro modo de hablar y de ordenar el mundo, patrimonio de los ricos cultivados, es denominado por Bernstein código elaborado: erudición para explicar el mundo con palabras monosémicas, vocabulario amplio e independiente del entorno, alta capacidad para abstraer y manejar símbolos que enriquecen el idioma. Desde la perspectiva del lingüista en el mundo de la alta cultura, entre la élite artística, debería emplearse el código elaborado. aparentemente así sucede. Pero MJG de que el código elaborado está vaciado de contenidos y trivializado, la forma elevada de hablar y crear imágenes se ha convertido en un juego de apariencias que no transmite contenidos poéticos.

Ahora es Jakobson quien nos presta uno de los conceptos: la función poética del lenguaje consiste en la ampliación del código para comunicar mediante la combinación nueva y brillante que los artistas hacen de los signos que todos los miembros de una sociedad conocemos, imágenes que forman parte de nuestra cultura común. Artista es quien con su juego expresivo aumenta la riqueza cultural de todos, con combinaciones y novedades que nos permiten referirnos al mundo de forma nueva y pensar con nuevos horizontes. Pero MJ se da cuenta que la élite artística juega mucho y se ríe siempre, pero con un código elaborado que no amplia nuestras miras. No hay función poética sino juego elitista vano. El código elaborado conserva su apariencia variada, compleja y abstracta, pero se muerde la cola con una risa floja. El texto de MJG aún dice más:

Ni la densa y oscura nube que había ennegrecido aquella tarde de marzo, dejando chorreante los balcones de mi casa y la ciudad entera, consiguió terminar con el entusiasmo de la reunión, que fué un éxito, a pesar de la lluvia.

Genaro- ¡Es lo más inteligente que ha hecho en su vida¡. Alfredo- Son abiertamente sexys, decadentes y teñidos de una incontrolable saturación de información y ocio.- su respiración se iba haciendo por momentos más agitada. Laurita- Sí- desconcertada y fumando ávidamente- Supongo que sí. Loren-¡Ah, Nena, qué alegría verte¡- ponía un calor especial en las palabras- ¿Sabe usted que me produce verdadera admiración? Laurita se echó a reir. Albert-¿Podrá la élite cosmopolita distinguir “su autenticidad”?. Me tiene perplejo y enganchado. Rocío-Apuesto a que se convertirá en la próxima estrella del circuito bienalístico. Todos asintieron Diandra-Todo esto me parece muy bien- en tono confidencial a Laurita- pero a veces no la aguanto, ayer llegó protestando y se acostó de mal humor…es un sol- no pudo evitar que su voz sonase crispada. Oscar-es un caso de fuerza mayor-resolvió- Risas al unísono.

El código elaborado que emplean los artistas para crear sus imágenes y para hablar ya no cumple una función poética: se ha convertido en la verja electrificada que protege un elitismo vacuo, la gramática creativa ahora es la llave que cierra un club selecto cuya gracia está en su exclusividad (reservado el derecho de admisión, muchos se quedan fuera). Ortega se lamentaba de que con el aumento del nivel de vida y con la democratización de la cultura, las masas ascendían a lugares en las que antes los príncipes se encontraban cómodos, solos y sin molestas multitudes. En este texto se lamenta que los principales actores de la cultura perviertan las herramientas que sirven para crear, convirtiéndolas en medios para excluir. Gallardo denuncia que las élites se adocenan hasta convertirse en esteriotipos de lo que fueron. La norma de consumo de masas permite acceder a las ventajas de la élite, y al mismo tiempo la antigua élite cultural convierte la vida artística en un club de campo mediocre.

No me hallo, porque, como denuncia la pintura de MJG, el código elaborado se emplea como un gorila de discoteca que no deja pasar a casi nadie a una discoteca que ni siquiera tiene música. No me hallo porque quien tiene el capital simbólico (como diría Bourdieu) usa su capacidad para decir lo qué es y no es arte para colocar arriba a sus amistades y convertir el arte en exclusión vana.

Como señala Juan Lacomba:”MJG transciende el mundo de las consignas y las tácticas. Ella, entra en sus mitologías personales, se camufla, se embosca y se disfraza, o se trasviste tras los símbolos, monumentaliza el deseo y sus ritos. Alude sin pudor a sus armas. Armas que a la vez son sus espejos, sus confirmaciones”. En la pintura se traduce en el empleo de tópicos femeninos que funcionan como la Justina de Sade, como personajes sirven para criticar el circuito artístico actual en primera persona y desde dentro del club.